miércoles, 30 de noviembre de 2011

KONRAD O EL NIÑO QUE SALIÓ DE UNA LATA DE CONSERVAS


 

¿Te ha cruzado por la cabeza como sería si tuvieras hijos perfectos? Niños que obedecieran a la primera, niños que saludaran, dieran las gracias, no se ensuciaran y no se acercaran a ningún peligro. Niños responsables.
Pero, ¿te ha cruzado por la mente si tus hijos han deseado papás perfectos? Papás que no fumen, que no griten, que no avergüencen en los festivales escolares, que den sólo lo que les gusta a los niños… Ésta es –más o menos- la historia de la señora Bartolotti y Konrad, el niño que llegó en lata.
“La señora Bartolotti vive bastante feliz, aunque la gente la considere rara. Se dedica a tejer alfombras en casa y a pedir toda suerte de objetos por catálogo; su vestimenta es todo menos gris y sus costumbres y horarios chocan con los de su vecindario. Un día recibe una gran lata con un niño dentro; una fábrica le hace llegar uno de sus productos más elaborados: un niño perfecto, educado y amable, listo y obediente.
Konrad, el niño que salió de una lata de conservas, tiene que adaptarse a las peculiaridades de su nueva madre y aprender que no todo es perfecto. Pronto aparecen en su vida otros personajes que le ayudaran en el cambio hacia un niño más humano y menos formal. Kitti, la vecina de su misma edad, le protegerá en la escuela y acabará siendo su gran amiga. El señor Egon, farmacéutico de profesión, querrá ser el padre. La profesora Stainz estará encantada con un alumno tan instruido y disciplinado. El resto de la clase no.
Los encargados de la fábrica se dan cuenta del error del envío e intentan recuperar a Konrad; pero éste ha cambiado y tras un aprendizaje ultra-rápido de hábitos normales en cualquier niño de su edad -siete u ocho años- no es reconocido por los hombres azul celeste como uno de sus productos”.   
Lo que debes de saber: Aunque no está entre los libros más populares para niños, es un verdadero clásico. Su autora ganó el premio Hans Christian Andersen en 1984. Según la editorial, Alfaguara, “el libro es un alegato contra la deshumanización ejemplificada en esa fábrica que envía niños perfectos por catálogo, revisados varias veces. Konrad no puede sobrevivir en el mundo real si no introduce en sus normas de convivencia rasgos como el cariño, la libertad y el humanismo en su sentido más amplio. Llega a ser un niño de hoy en día tras un aprendizaje, más bien reaprendizaje, de cosas necesarias para socializarse: saber canciones y juegos, saber reír y sentir, saber defenderse con la palabra, disfrutar con lo convencional y lo no convencional”.
Edad recomendada: 8+
Valor educativo: Konrad es una novela de valores: amor, adaptación, negociación, aprendizaje, amistad. Ataca los comportamientos rígidos y aplaude los nuevos formatos de familias.  
Mensaje positivo: Es una lección para toda la familia. Cada uno tiene una personalidad propia y no somos –ni debemos- ser como los otros quieren. La historia es una búsqueda para que, tanto Konrad, como su mamá adoptiva,  logren sentirse bien.  
Sexo: No aplica.
Lenguaje: Se mencionan palabras como imbécil, pero dentro de un contexto justificado.
Consumismo: No aplica
Violencia: Varios niños de la escuela molestan –incluso con golpes- a Konrad; Kitti, su amiga, los golpeará para defenderlo.  
Bebidas, cigarros, drogas: La señora Bartolotti –mamá de Konrad- fuma cuando necesita concentrarse, sin embargo el niño reprueba este comportamiento.
Actividades para niños: Alfaguara preparó un programa de actividades que puede descargarse aquí.

DATOS 
Título: Konrad o el niño que salió de una lata de conservas
Autor: Christine Nöstlinger
Ilustraciones: Frantz Wittkamp
Editorial: Alfaguara Infantil
Año: 1975

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